LA SUSTANCIA: La tiranía de la belleza en Horror
- juaninchausteguic
- 12 feb
- 7 Min. de lectura
Un Cuento de Terror para los Filtros y el Botox
La Sustancia es de las pelis que o la amas o la odias. Ha polarizado a la crítica internacional, siendo alabada por su audacia, la originalidad de su guion, su maquillaje y la actuación de sus protagonistas, pero también criticada por su enfoque visceral y exageradamente explícito. Sobre todo, la última hora del film; por lo que la colocan dentro del cine gore o splatter, un tipo de cine de terror que se centra en la profunda irreflexión del instinto y la violencia gráfica extrema: mucha sangre, carne desgarrada y cuerpos putrefactos.
En esencia es una fusión de elementos del terror corporal (body horror), lo que implica al gore, y la sátira social para ofrecer una crítica aguda sobre la obsesión contemporánea por la juventud y los estándares de belleza impuestos por el terrorismo mediático, en especial a las mujeres, aunque nos afecta a todos en general (me incluyo).
El body horror se caracteriza por la representación de transformaciones físicas grotescas y la exploración de los límites del cuerpo humano. En La Sustancia, la protagonista, Elisabeth Sparkle (Demi Moore), una ex - estrella de Hollywood que, al enfrentarse al envejecimiento y a la pérdida de relevancia en la industria, tras ser despedida de su programa de aeróbics por "razones de edad" recurre a una sustancia milagrosa que promete rejuvenecerla. En Hollywood, como en casi todo el mundo, envejecer es lo peor que te puede pasar.
De ese tratamiento experimental anti-age, resulta la creación de una versión más joven de Elisabeth, Sue (interpretada por Margaret Qualley), en una especie de clonación vivípara que alumbra por la espalda de la matriz u origen de Moore. Esta duplicación y las subsecuentes interacciones entre ambas versiones abordan de manera bastante intensa, las ansiedades relacionadas con el envejecimiento y la modificación corporal.
Elisabeth se convierte en víctima de esta tiranía de la belleza, llevándola a una espiral de auto-exigencia y autodestrucción en su afán por cumplir con los estándares estéticos. La trama se convierte en una progresión de transformaciones físicas y psicológicas que recuerdan al clásico "El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, pero con más sangre y menos sutileza. Incluso nos trae al mismo Dorian Gray (de Wilde) al ver como la verdadera Elisabeth se vuelve un monstruo que tiene que ocultar su fealdad para que su clon bello, Sue, luzca espectacular en público. Finalmente es el precio a pagar por la eterna juventud.
¿La belleza da felicidad?
Esta narrativa en movimiento se alinea con las observaciones de Lipovetsky sobre la cultura líquida, donde los individuos, en su búsqueda de aceptación y éxito, se someten a las demandas efímeras y cambiantes de la sociedad, sacrificando su bienestar y autenticidad, incluida la salud física y mental.
En la belleza hay una conexión con la liviandad. Stendhal decía que la belleza es la promesa de la felicidad. Entonces la belleza estaría conectada con la liviandad. Frente a la belleza uno se siente en estado de gracia. Y en este contexto, belleza y juventud representan bienes de consumo. Y quienes no pueden mantenerse al día con los estándares, son eliminados del mercado (o en este caso, de la faz de la Tierra en un baño de sangre y tejidos en descomposición).
¿Hace falta tanta víscera y sangre?
La propia directora y guionista de esta cinta, Coralie Fargeat (por cierto, única mujer nominada a mejor dirección al Oscar) ha dicho en varias entrevistas que era necesario llegar a este enfoque y deleitarse en el gore, y no temer ensuciarse las manos (y todo lo demás) mostrando imágenes perturbadoras y grotescas para denunciar la superficialidad y los excesos de la sociedad, obligándonos a enfrentar las consecuencias de nuestra obsesión por la belleza y la juventud.
La película explora la violencia interna y externa que las mujeres experimentan por las presiones del dominio masculino normalizado, que les impone expectativas que pueden llevarlas al auto-odio y la alienación. Es un festín para los amantes del terror corporal y una prueba de fuego para los que buscan una crítica social más sutil. Si puedes soportar su enfoque gráfico y su humor negro, encontrarás una obra innegablemente memorable.
Referencias a Kubrick, Hitchcock y el Horror del Asco
Fargeat recurre a estrategias narrativas como las de Ruben Östlund en El triángulo de la tristeza (2022), donde las escenas de vómitos y descomposición sirven para satirizar la superficialidad y decadencia de las élites. Al igual que Östlund, Fargeat utiliza el asco como herramienta para sacudir al espectador y provocar una reflexión sobre los estándares de belleza impuestos por la sociedad y hasta donde estamos dispuestos para alcanzarlos.
Además, Fargeat no escatima en referencias cinematográficas, rindiendo homenaje a clásicos del terror y el suspense. Vemos guiños del El Resplandor (1980) de Kubrick al presentar secuencias en pasillos interminables que recuerdan a los del Hotel Overlook, utilizando simetría y perspectivas que generan una sensación de inquietud y claustrofobia. La protagonista experimenta una progresiva pérdida de cordura, como Jack Torrance (Jack Nicholson), vive una degradación mental y física, mientras lucha contra su alter ego más joven.
También vemos toques hitchcockianos con giros inesperados y una atmósfera de suspense que son característicos del estilo de Hitchcock, manteniendo al espectador en constante tensión. En una escena clave, se escuchan acordes que remiten al tema "Scène d'amour" de Vértigo (1958), subrayando momentos de obsesión.
En este video de IG puedes ver un buen ejemplo
Los 80s y la manía del fitness
La Sustancia recrea una estética ochentera para subrayar su mensaje, en pleno auge de los aerobics y la manía de la época por la cultura fitness y la apariencia física.
Usa una paleta de colores saturados y una estética visual que recuerdan a las películas de terror de los años 80. El vestuario de Elisabeth se inspira en los atuendos de ejercicios de Jane Fonda, ícono del fitness en esa década, mientras que el personaje de Sue luce prendas que remiten a divas pop contemporáneas, creando un contraste temporal y temático. Nunca vemos un teléfono celular ni dispositivos digitales, aunque si pantallas planas y un USB.
Los espacios en los que transcurre la película, como el apartamento de Elisabeth y los pasillos del canal de televisión, de grandes alfombras de colores y diseños evocan la arquitectura y decoración de los años 80.
El cine de Terror nunca es nominado.
A lo largo de la historia de los Premios Oscar, el género de terror ha sido escasamente nominado en las categorías principales, especialmente en lo que respecta a nominaciones para actrices en roles protagónicos. Sin embargo, ha habido algunas excepciones notables:
· Ellen Burstyn – El Exorcista (1973): Nominada a Mejor Actriz por su papel como Chris MacNeil, una madre que enfrenta la posesión demoníaca de su hija.
· Sissy Spacek – Carrie (1976): Nominada a Mejor Actriz por interpretar a Carrie White, una adolescente con habilidades telequinéticas que enfrenta el acoso escolar y familiar.
· Janet Leigh – Psicosis (1960): Nominada a Mejor Actriz de Reparto por su papel como Marion Crane en este clásico de Alfred Hitchcock.
· Ruth Gordon – La Semilla del Diablo (1968): Ganadora del Oscar a Mejor Actriz de Reparto por su interpretación de Minnie Castevet, una vecina siniestra involucrada en un culto satánico.
· Sigourney Weaver – Aliens: El Regreso (1986): Nominada a Mejor Actriz por su papel como Ellen Ripley, enfrentando criaturas extraterrestres en esta secuela de ciencia ficción y horror.
· Jodie Foster – El Silencio de los Inocentes (1991): Ganadora del Oscar a Mejor Actriz por su interpretación de Clarice Starling, una agente del FBI que busca capturar a un asesino en serie con la ayuda de Hannibal Lecter.
· Natalie Portman – El Cisne Negro (2010): Ganadora del Oscar a Mejor Actriz por su papel como Nina Sayers, una bailarina que desciende a la locura en su búsqueda de la perfección.
· Toni Collette – Hereditary (2018): Aunque no fue nominada, su actuación fue ampliamente aclamada y considerada una omisión notable en las nominaciones de ese año.
Todo esto nos hace suponer que de las 5 nominaciones de La Sustancia al Oscar bien puede ganar dos o tres.
Análisis de las Posibilidades de ganar Oscar en Cada Categoría:
✔️ Mejor Actriz (Demi Moore)
La gran apuesta de la película. Ya se llevó el Golden Globe y el Critics Choice Award, lo que la coloca como una favorita para llevarse la estatuilla. Su papel es arriesgado, brutal y un golpe de efecto en su carrera, algo que la Academia suele premiar.
✔️ Mejor Maquillaje y Peinado
Aquí tiene altas probabilidades. La transformación física de Moore, las descomposiciones, las pieles estiradas y los efectos de envejecimiento son clave en la narrativa. Ya ganó en los Critics Choice Awards y podría repetir el triunfo.
❌ Mejor Película
Sería histórico que un body horror ganara esta categoría, pero la Academia rara vez premia este tipo de cine. Compite contra pesos pesados como Anora y The Brutalist, que juegan en otra liga más “seria”.
❌ Mejor Dirección (Coralie Fargeat)
Es la única mujer nominada en esta categoría, lo que ya es un logro en sí mismo. Sin embargo, su visión extrema y gráfica la aleja del tipo de dirección que la Academia suele premiar.
❌ Mejor Guion Original
· Es original, sí, pero la Academia prefiere lo provocador dentro de lo elegante. Aquí se enfrenta a guiones más “clásicos” y “literarios”, como el guion de Anora, El Brutalista y Un dolor real lo que hace difícil que se lleve este premio.
En resumen, La Sustancia se erige como una audaz sátira que, a través del horror corporal y una narrativa provocadora, desnuda la obsesión contemporánea por la juventud y la belleza.
Con actuaciones destacadas, especialmente la de Demi Moore, y una dirección que no teme adentrarse en territorios incómodos, la película nos confronta con las consecuencias de una sociedad que idolatra la apariencia física.
Aunque su enfoque gráfico y su humor negro pueden no ser del agrado de todos, es innegable que Coralie Fargeat ha creado una obra que invita a la reflexión y deja una marca indeleble en el panorama cinematográfico actual.
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