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CÓNCLAVE: Un Thriller Políticamente Correcto


La Iglesia se pone mona y progres.


En el cine, el Vaticano es un escenario perfecto para el drama y la conspiración. Y Cónclave, dirigida por Edward Berger -ganador del Oscar en 2022 a mejor película Internacional, por Sin novedad en el frente- aprovecha al máximo esta premisa con una propuesta de thriller político, melodrama eclesiástico y un ligero debate filosófico envuelto en un preciosismo visual, digno de un comercial de marca de lujo, de joyería tal vez, por ejemplo, de anillos, del Anillo del Pescador.


La historia comienza tras la muerte del Papa, dejando vacante el trono de San Pedro. De inmediato, los 118 cardenales más influyentes del mundo se encierran en la Capilla Sixtina para elegir a su sucesor en un cónclave secreto. Entre ellos, el cardenal Thomas Lawrence (Ralph Fiennes), quien se convierte en el eje de la historia, observando con inquietud dolorosa cómo se tejen alianzas, se reparten influencias y se esconden verdades incómodas. Y de paso nos deja ver su falsa modestia por no reconocer qué en el fondo, también le gustaría ser el nuevo Papa.


El proceso de votación avanza con un ritmo pausado pero tenso, mientras las verdaderas pugnas ocurren en los pasillos y habitaciones privadas del Vaticano. Aquí es donde surgen las maniobras políticas, los intereses personales y las luchas ideológicas entre los reformistas y los tradicionalistas. Pero cuando todo parece dirigirse a un resultado predecible, se revelan secretos que sacuden la estructura de poder de la Iglesia y ponen en jaque a los cardenales más poderosos.


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Ante esta premisa me pregunto, ¿es Cónclave realmente el gran drama filosófico qué promete? o solo es otro ejercicio de manipulación narrativa con pretensiones intelectuales y con cuota de perspectiva de género en una industria (la eclesiástica) bastante mermada y con ganas de ganar lo perdido en el negocio de la fe, donde la fe con la razón no se concilia, ni lo humano con lo divino.


El esplendor cinematográfico en la Santa Sede no basta


Si hay algo que destaca en Cónclave es su impecable cinematografía, su diseño de producción estupendo, una banda sonora ad hoc que es parte de la narración de la historia, un guion inteligente, bien estructurado y bien adaptado, que no cae en lo panfletario y logra que la tensión crezca con cada voto en el cónclave. Aunque algunos giros puedan sentirse forzados, el misterio y el juego de poder logran atrapar al espectador.


Las tomas de los salones del Vaticano, el detalle minucioso de la Capilla Sixtina convertida en una inmensa y lujosa urna de votación, el vestuario de gran presupuesto, la ambientación milimétrica, te sumergen de lleno en este proceso secreto y solemne. Todo se ve fastuoso, digno del esplendor papal.


Las actuaciones también son un punto fuerte. Ralph Fiennes entrega una interpretación sobria y llena de matices, mientras que Isabella Rossellini, con su personaje discreto pero clave, que observa todo desde las sombras (Sister Agnes) aporta la cuota de género necesaria para que la historia dialogue con los tiempos actuales sin volverse wokie; cuota tan necesaria para la Iglesia como para la Academia. Y bueno, Stanley Tucci como el cardenal más progresista que hará todo para que Tedeso, el cardenal más ultra derecha no llegue a Papa; y John Lithgow, Cardenal a quien el difunto Papa ya había dimitido la noche de su muerte por sus conductas non sanctas, bien podrían competir no solo en su personaje para ser Papa, sino para conseguir la nominación a actor de reparto.


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Otro valor de la película es su fidelidad a los rituales del cónclave, desde la quema de papeletas para anunciar el resultado de las votaciones hasta la estricta prohibición de comunicación con el exterior. Se dice que Robert Harris se inspiró en testimonios reales de eclesiásticos para escribir la novela, lo que le da al guion verosimilitud y realidad en la transmediación de la narrativa al cine.


La película también juega con el simbolismo del humo blanco y negro, mostrando cómo cada votación es un reflejo de la lucha interna en el Vaticano y muestra la decadencia de la Iglesia, nadie es ni todo blanco ni todo negro, incluidos los cardenales, y nadie está libre de tirar la primera piedra, ¿Tú sí?


Allá fuera un mundo, está pendiente del nuevo Papa y el entorno muestra amenazas inminentes a través de actos terroristas del mundo islámico.  A lo largo de la trama, son varios los cardenales que se perfilan como favoritos, mientras otros parecen manipular la elección desde las sombras, creando un juego de poder tan suculento como peligroso.


Pero, Cónclave no se conforma con mostrar una simple elección papal, sino que va revelando los secretos más oscuros e inconfesables de los cardenales más papables, revelaciones inesperadas que buscan desafiar las normas establecidas dentro de la Iglesia. Y es precisamente aquí donde el esplendor cinematográfico se pierde. Nos queda a deber un drama filosófico que realmente sacuda las bases del pensamiento religioso, y nos lleve a un debate más profundo y controversial sobre la fe, el poder y la evolución de la Iglesia.


Y en la última vuelta de tuerca, le apuesta a todo y nos sorprende con la elección de un Papa intersexual, a modo de la inclusión de género, que por supuesto ha generado total controversia en el público. Para unos, esto resulta un final fascinante mientras para otros es ridículo e hilarante y una ofensa al Opus Dei.  Sin duda es un golpe narrativo muy audaz y provocador. La comparación en redes sociales de que este personaje se inspira en el Papa Francisco sometiéndose a una cirugía similar carece de fundamento, pero no ha evitado alimentar debates sobre la representación de género en la película.


Sería un verdadero destape inclusivo y disruptivo si ese secreto sobre el hermafroditismo del nuevo Papa no se quedara en secreto entre el Decano y el Cardenal mexicano electo, y se sometiera al debate en el cónclave.


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Las 8 Nominaciones al Oscar: ¿Cuáles Puede Ganar?


Cónclave ha sido nominada en 8 categorías en los Oscar 2025, pero… ¿merece ganar?


1.- Mejor Película ❌.  Es elegante y bien lograda, pero no es lo suficientemente innovadora para alzarse con el premio mayor. Ahora la gran innovadora resulta ser Emilia Pérez.


2.- Mejor Guion Adaptado ✔️ Aquí sí tiene posibilidades. El guion es sólido, detallado y logra un thriller convincente.


3.- Mejor Actor (Ralph Fiennes) ❌  Buen desempeño, pero la competencia este año tiene mejores contrincantes. Adrien Brody, por The Brutalist tiene el halo de su Oscar por El Pianista (2003), Timothée Chalamet, por Un completo desconocido nos da un Bob Dylan  más que conveniente y Sebastian Stan, por El aprendiz. La historia de Trump sorprende por su encarnación del rey de los aranceles gringo.


4.- Mejor Actriz de Reparto (Isabella Rossellini) ✔️ No por el impacto de su actuación, ni el peso de su madre (Ingrid Bergman ganadora de dos Oscars) sino porque su presencia simboliza el rol femenino en la Iglesia, y la Academia puede querer reconocer eso. Aunque se habla de que este premio ya tiene nombre y es el de Demi Moore por La Substancia.


5.- Mejor Edición ❌,  Aunque el ritmo es bueno y va en crescendo, hay otras películas con mejor trabajo como El Brutalista y Wicked


6.- Mejor Diseño de Producción ✔️ Sí, sin duda. Su representación del Vaticano es meticulosa y visualmente imponente, logra meternos a la intimidad y secrecía de un cónclave papal. De hecho,  es extraño que no la nominaran a mejor fotografía.


7.- Mejor Banda Sonora ✔️ Narra desde los acordes musicales y crea tensión, imprime emoción y acción, es solemne, que no sacra y muy envolvente.


8.-Mejor Vestuario ✔️ Podría dar la sorpresa aquí, porque el vestuario es fastuoso y refleja el poder eclesiástico, pero hay que reconocer que Nosferatu y Wicked se esmeraron.


En los Premios Oscar 2025, ya próximo 2 de marzo, Cónclave es favorita a ganar, aunque se enfrenta a una competencia formidable en sus ocho categorías nominadas. Destacan títulos como Emilia Pérez, que lidera con 13 nominaciones, y The Brutalist, con 10, ambas consideradas favoritas en la contienda.


Para ir cerrando quiero comparar Cónclave con la película alemana de 2009, La Pontífice, que aborda la leyenda de la Papisa Juana, una mujer que, según la tradición, se disfrazó de hombre y ascendió al trono papal en el siglo IX. Ambas películas exploran las intrigas y secretos del Vaticano, aunque desde perspectivas y épocas diferentes. Mientras La Pontífice se centra en la lucha de una mujer por el poder en una institución dominada por hombres, Cónclave se adentra en las complejidades políticas y espirituales de la elección papal en tiempos contemporáneos, y medio avienta la piedra de la inclusión de género a través de un intersexual como Vicario de Cristo.


Aunque Cónclave brilla en aspectos técnicos y ofrece una narrativa intrigante, su impacto podría diluirse frente a competidoras que abordan temas más resonantes o presentan propuestas más innovadoras. La Academia premia más lo político correcto que al arte, ¿películas que desafían las convenciones o que aportan una perspectiva fresca al cine actual?


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